En los últimos años, la Oromia, en Etiopía, ha estado lidiando con una variedad de problemas, incluidas las guerras en curso, la sequía, la pandemia de Covid-19 y la crisis económica, lo que ha llevado a condiciones de vida terribles.
Esto ha resultado en un brote epidémico de cólera, malaria, sarampión y enfermedades tropicales desatendidas en muchas áreas de la región.
Los casos de cólera han ido en aumento desde 2015 hasta 2023, creando un desafío aún mayor para la región. En ese lapso de tiempo, ha habido 109 casos y 1 muerte en 2015, 5232 casos y 59 muertes en 2016, 3433 casos y 21 muertes en 2017, 123 casos en 2018, 970 casos y 5 muertes en 2019, 1488 casos y 13 muertes en 2020, 604 casos y 4 muertes en 2021, y 1329 casos y 22 muertes en 2022, lo que resulta en una tasa de letalidad promedio de 1,7% en la región, más allá de la tasa aceptable de 1% de la Organización Mundial de la Salud.
El número de casos ha aumentado rápidamente en 2023. A fines de febrero, Bale tenía 733 casos, Guji tenía 293 casos, East Bale tenía 162 casos y West Arsi tenía 141 casos, con la mayoría de los casos en niños de 5 a 14 años, y una proporción inusualmente alta de casos en niños menores de 2 años, representando el 9% del total de casos.
El número de casos puede ser aún mayor, ya que muchas áreas son inaccesibles debido a problemas de seguridad y la capacidad limitada de acceso y recopilación de datos.
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