Epidemiología general de las Enfermedades transmisibles

Las enfermedades transmisibles continúan presentando una alta carga de enfermedad y mortalidad en países subdesarrollados y grupos específicos como niños o ancianos, constituyen un motivo frecuente de consulta y absentismo laboral y escolar en nuestro entorno y la aparición de epidemias supone una importante amenaza para la salud pública.

 

Conceptos básicos

 

Infección

Invasión y multiplicación de un agente infeccioso en un huésped susceptible. No necesariamente implica el desarrollo de la enfermedad.

 

Enfermedad infecciosa

Conjunto de manifestaciones clínicas producidas por una infección.

 

Enfermedad transmisible

Cualquier enfermedad causada por un agente infeccioso o sus productos tóxicos, que se produce por la transmisión de este agente o productos, desde un huésped infectado o un reservorio inanimado a un huésped susceptible.

 

En la práctica, los conceptos de enfermedad infecciosa y enfermedad transmisible se utilizan, en la mayoría de las ocasiones, de forma indistinta.

 

Enfermedades contagiosas o infectocontagiosas

Infecciones que se propagan por contacto directo de persona a persona, ej. sarampión o peste neumónica.

 

Colonización

Presencia de un agente infeccioso en un huésped (sobre todo en piel, tracto respiratorio superior, tracto digestivo, uretra, vagina), donde sobrevive y se multiplica sin que se produzca una respuesta tisular o inmunitaria.

 

Contaminación

Presencia de agentes infecciosos en superficies, materiales, agua o alimentos. La contaminación también incluye la presencia de productos de microorganismos como toxinas como (endotoxinas, exotoxinas) y otros subproductos con capacidad de producir enfermedad.

 

Infestación

Enfermedad producida por agentes que permanecen en la superficie del organismo sin ser introducidos en él, y pueden transmitirse a otro huésped (ejemplo: escabiosis o pediculosis).

 

Infección endógena

Es aquella producida por la flora normal del organismo si se localiza en una zona corporal diferente, si se alteran sus condiciones de vida o si los mecanismos de defensa del huésped disminuyen por debajo de lo normal. Son frecuentes en la actualidad en los países desarrollados.

 

Infección exógena

Es aquella producida por microorganismos no pertenecientes a la flora normal del organismo.

 

La infección es una función necesaria en el proceso natural de transmisión del agente infeccioso, como estrategia para su supervivencia. Toda infección supone una interacción entre un agente vivo y un huésped susceptible, en unas condiciones ambientales determinadas. La distinción entre infección y enfermedad es esencial. La enfermedad es un posible efecto de la infección. En realidad, es un resultado más bien infrecuente y su presentación depende de múltiples factores.

 

La epidemiología de las enfermedades transmisibles estudia toda la cadena epidemiológica, cuyos principales elementos son:

 

  1. agente causal
  2. fuente de infección
  3. mecanismos de transmisión
  4. huésped susceptible
  5. medio ambiente.

 

1. Agente causal

 

El agente causal constituye el primer eslabón de la cadena epidemiológica. Se denomina patógeno a cualquier agente microbiano que pueda causar enfermedad. El agente causal, o primer eslabón de la cadena epidemiológica, puede ser un virus, un prión, una bacteria, un hongo, un protozoo o un helminto.

 

La simbiosis o relación íntima y obligada entre mecanismos heteroespecíficos, como la establecida entre microorganismos y el hombre, puede ser beneficioso para ambos (mutualismo), beneficiosa para uno con efecto neutro sobre el otro (comensalismo) o beneficiosa en detrimento del otro (parasitismo). En las enfermedades
transmisibles, la presencia de un agente microbiano actúa parasitariamente.

 

En la interacción existen cuatro fases separadas: colonización, invasión, multiplicación y diseminación. Si el agente se adhiere a la superficie y se multiplica en ella, se dice que se ha producido colonización del huésped. Si pasa la barrera cutáneo-mucosa, se habla de invasión.

 

A continuación tiene lugar su multiplicación en las mucosas, tejidos o dentro de las células. Al extenderse localmente o a distancia, a través de los linfáticos primero y del sistema circulatorio después, se produce la diseminación, que se halla asociada a las manifestaciones locales y sistémicas de la enfermedad. La velocidad de crecimiento y extensión de un microorganismo es un factor decisivo de la patogenicidad. En ocasiones, el microorganismo se mantiene en la superficie sin llegar a invadir y elabora sustancias tóxicas que penetran en el organismo, ej. enterotoxinas Staphylococcus aureus y el desarrollo de toxiinfección alimentaria.

 

Cada patógeno por lo general posee un determinado tropismo tisular, o afectación preferente de determinados órganos o tejidos, que da origen a las manifestaciones clínicas específicas.

 

En los agentes infecciosos existen una serie de propiedades que permiten caracterizar su efecto sobre el huésped.

 

1. Características intrínsecas: tamaño, forma.
2. Características de comportamiento en el huésped:

 

Transmisibilidad. Es la capacidad del agente para propagarse de un huésped a otro causando enfermedad. Depende de la infectividad y de la patogenicidad, además de la frecuencia de contactos que el huésped infectivo mantenga con sujetos susceptibles, del tiempo durante el cual dicho huésped elimina el microorganismo, así como de otros factores. Se puede medir mediante el número básico de reproducción (R0)

 

Infectividad: capacidad del agente microbiano para invadir y multiplicarse en el huésped. Se determina calculando la dosis infectiva necesaria para producir enfermedad. La medida epidemiológica utilizada tradicionalmente para estimar de forma indirecta la infectividad es la tasa de ataque secundario.

 

Patogenicidad: capacidad para producir enfermedad. Depende de cada agente infeccioso y se ve afectada por los factores del huésped. Aparece cuando el daño producido por el agente perturba la homeostasis. Se mide a través del porcentaje de sujetos infectados que desarrollan clínica. Existen agentes que, de forma regular, causan enfermedad en los huéspedes susceptibles, los cuales cuentan aparentemente con unos sistemas de defensa intactos. Otros, llamados oportunistas, solamente causan enfermedad en individuos que presentan enfermedades de base o tienen inmunodeficiencia.

 

Virulencia: capacidad del microorganismo para producir enfermedad grave. En el hombre suele utilizarse la letalidad o proporción de casos mortales en relación al total de individuos infectados.

 

Dosis infectiva: número de microorganismos necesarios para producir una infección. Desempeña un papel importante en la patogenicidad y la virulencia. Para vencer las defensas del huésped y causar enfermedad cada agente infeccioso requiere un número mínimo de microorganismos.

 

Inmunogenicidad: capacidad del agente para inducir una respuesta inmunitaria específica y duradera en el huésped. La respuesta del huésped puede ser inespecífica o específica. La primera aparece tanto en la exposición inicial como en las sucesivas y reconoce los materiales propios de los ajenos, aunque no depende de un reconocimiento selectivo. Sus principales componentes son: la cadena del complemento, la fibronectina, la fagocitosis y las citocinas. En la respuesta específica, existe un reconocimiento específico continuado y una reacción a los agentes infecciosos tras la exposición inicial. Forman parte de esta respuesta la inmunidad humoral y la celular. Los microorganismos difieren en su capacidad para producir una repuesta específica duradera (el sarampión genera una repuesta inmunitaria que dura toda la vida, en la gripe o en la difteria desaparece con el tiempo, y en la gonococia no se desarrolla inmunidad).

 

3. Características de comportamiento en relación con el medio: resistencia, aptitud para su vehiculización.

 

Espectro de la enfermedad

 

Conjunto de respuestas subclínicas y clínicas que puede producir la enfermedad. Se extiende desde la infección inaparente, a la enfermedad preclínica, la enfermedad subclínica, las formas con clínica menor y las de expresión clínica completa (con la recuperación clínica con o sin secuelas, o la muerte).

Si la diseminación microbiana progresa de forma rápida y no da tiempo a que se elabore una respuesta suficiente puede producirse la muerte del huésped. Si, por el contrario, la respuesta logra controlar el proceso antes de que se produzcan lesiones y manifestaciones clínicas, la infección será inaparente, es decir, solamente habrá cambios celulares y moleculares que pueden tener expresión serológica o de otro tipo. La enfermedad puede autolimitarse después de producir pequeños daños (forma subclínica con síntomas discretos) o después de una evolución extensa.

Punta del iceberg de la enfermedad: la enfermedad clínicamente observable se trata de una pequeña fracción de las manifestaciones posibles porque la mayor parte de las expresiones incompletas o subclínicas pasan inadvertidas, por ello tienen gran trascendencia epidemiológica, ya que, si bien pueden inducir inmunidad y resistencia, contribuyen a diseminar de forma silente e insospechada la infección, ej. poliomielitis y enfermedad meningocócica.

 

Patrones evolutivos de las enfermedades transmisibles

 

a) Infección aguda, que es el patrón común con el cuadro clínico típico, ej. gripe;

b) Infección crónica, en la que existe una presencia prolongada del agente en los tejidos, ej. lepra;

c) Infección persistente, en la que existe una replicación y una patogenicidad mínimas, que no llegan a producir la muerte del huésped; sin embargo, se diferencia de la crónica en que en ésta no se logra eliminar el agente, puede persistir y replicarse en el huésped durante toda la vida, ej. hepatitis víricas B y C

d) Infección latente, hay una limitada expresión genética del virus causal y una ausencia de replicación, ej. infección por el virus de la varicela- zóster; el agente en situación de latencia puede reactivarse y producir manifestaciones clínicas.

 

2. Fuente de infección

 

Se denomina fuente de infección a la persona, animal, objeto o sustancia desde donde el agente microbiano pasa al huésped.

 

Reservorio y fuente de infección pueden coincidir en un mismo ser vivo, como el caso del hombre en el sarampión o en las zoonosis descritas anteriormente. Pero existen otros casos, como por ejemplo en las hepatitis víricas en que esto no es así, el reservorio es el hombre y la fuente de infección puede ser el agua, los alimentos o productos biológicos contaminados.

 

Las principales fuentes de infección son:

 

1. El hombre enfermo. Es la fuente de infección más importante. La infectividad tiene lugar durante el período de transmisibilidad. Las formas con clínica manifiesta y más grave suelen ser más transmisibles que las inaparentes y leves, aunque tanto las inaparentes como las subclínicas pueden transmitir pueden transmitir la infección.

 

2. Portador. Recibe el nombre de portador la persona que, sin presentar signos ni síntomas de la enfermedad, elimina microorganismos. El grado de peligro potencial para la comunidad depende de la frecuencia con que el portador contacte con susceptibles. Suele ser un estado transitorio, aunque hay portadores crónicos. Se han definido los siguientes tipos:

 

i. Portador incubacionario o precoz. Elimina microorganismos antes de que aparezcan los signos y síntoma ej. sarampión. Provoca una notable difusión de la infección.

 

ii. Portador convaleciente. Porcentaje de pacientes que han padecido la enfermedad que eliminan microorganismos durante la fase de convalecencia o incluso más allá -más de un año tras haber pasado la enfermedad- pasando en ese caso a llamarse portadores crónicos (ej. fiebre tifoidea).

 

iii. Portador sano. Es el portador propiamente dicho, es aquella persona sana que, sin haber padecido la enfermedad, elimina microorganismos. Se debe a la colonización o a una infección inaparente mínima, que ha inducido cierto grado de inmunidad (ej. infección meningocócica, difteria).

 

3. Animal. Como ya se ha comentado los animales pueden actuar como reservorio y fuente de infección en zoonosis

 

Reservorio

 

Es la persona, animal persona, animal, artrópodo, planta o material inanimado donde el microorganismo vive y se multiplica en condiciones normales y del cual depende para su supervivencia. 

 

Cuando el reservorio es exclusivamente humano, las enfermedades se propagan de individuo a individuo; son las enfermedades que se automantienen en las poblaciones humanas por transmisión directa o indirecta. La mayor parte de las infecciones comunes forman parte de este grupo, como las enfermedades exantemáticas infantiles, hepatitis víricas, enfermedades de transmisión sexual y otras muchas.

 

Existe un extenso grupo de enfermedades, que pueden afectar al hombre, cuyo reservorio es un animal vertebrado, son las zoonosis, enfermedades que en condiciones normales se transmiten desde un animal vertebrado a un huésped humano (ej. brucelosis, carbunco, leptospirosis, etc.).

 

Por último, están los reservorios ambientales, como el agua para la legionela y el suelo para el histoplasma y parásitos como áscaris y anquilostomas.

 

3. Mecanismo de transmisión

 

Es el conjunto de mecanismos mediante los cuales el agente infeccioso pasa de la fuente de infección al huésped. Puede ser directa o indirecta. Es un aspecto fundamental en la cadena epidemiológica. Depende de los siguientes aspectos:

 

1. Vía de eliminación del agente desde la fuente: tracto respiratorio, digestivo, urogenital, piel y sangre. En estos casos, la transmisión se realiza de forma horizontal entre individuos no relacionados. En la transmisión vertical, la placenta y la leche materna pueden actuar también como vías de eliminación

 

2. Estabilidad del agente en el medio ambiente. La mayor o menor resistencia del microorganismo a la desecación, calor y agentes químicos puede condicionar que se requiera un contacto más o menos estrecho para que la transmisión sea eficaz.

 

3. Puerta de entrada en el huésped susceptible. Los microorganismos pueden ser más o menos selectivos, pero por lo general estará en relación con aquella que le facilite un rápido acceso al tejido u órganos donde se multiplica y ejerce su acción patógena. Algunas de las principales puertas de entrada son: tracto respiratorio, digestivo, pinchazos, heridas -incluyendo la infección de la herida quirúrgica-, mordeduras, picaduras, tracto genitourinario y conjuntiva ocular.

 

4. Dosis infectiva. La dosis infectiva para que un mismo microorganismo sea capaz de desarrollar una infección guarda también relación con la vía de infección implicada.

 

Transmisión directa

Existe un contacto inmediato del huésped susceptible con la fuente infectiva, que puede ser un enfermo o un portador, o con sus productos infectivos.

 

La transmisión suele ser breve y permite la entrada de gran cantidad de microorganismos. Los principales mecanismos son los siguientes:

 

1. Mordedura de un animal infectado (rabia) o por arañazo (linforreticulosis benigna).

 

2. Contacto físico. Incluye el contacto sexual, el contacto entre mucosas, la transmisión transplacentaria y la transmisión mediante manos. Las manos tienen especial importancia en las infecciones transmitidas vía feco oral, oral-oral y en la infección iatrogénica.

 

3. Por medio del aire, mediante gotitas de saliva y secreciones respiratorias medianas o grandes, que van directamente desde el huésped infectivo a la conjuntiva o mucosas nasal y bucal del receptor; ello exige una gran proximidad física entre ambos. La difusión microbiana por gotitas producidas al toser, estornudar y hablar tiene lugar a una distancia máxima de 1 m, por lo que este mecanismo se incluye entre los de transmisión directa. Las gotitas de más de 100 micras de diámetro caen rápidamente al suelo, después de recorrer escasos metros. El aire es el mecanismo de transmisión más común.

 

 

Transmisión indirecta

Cuando entre la fuente de infección y el receptor existe una separación en distancia y tiempo, la transmisión se califica de indirecta. Los tres principales mecanismos son:

 

1. Por vehículo común.

Tiene lugar cuando la infección se transmite con cualquier vehículo, en general inanimado, que sirve de medio para transportar e introducir el agente infeccioso en el huésped susceptible.

Los vehículos de más trascendencia en salud pública son el agua -transmisión hídrica- y los alimentos. El agua suele transportar los microorganismos de forma pasiva mientras que los alimentos facilitan su multiplicación. Otros vehículos importantes son los fómites u objetos inanimados que se usan en la vida diaria (vasos, cubiertos, etc.) o en la actividad profesional (instrumental médico), la sangre y productos de la sangre y el suelo.

 

2. Por vía aérea. Los agentes infectivos se hallan en núcleos goticulares y polvo que son diseminados por vía aérea a distancia. Los núcleos goticulares por su pequeño tamaño (1- 5 micras de diámetro) pueden permanecer en suspensión un periodo largo de tiempo y alcanzar distancias de kilómetros. Las condiciones ambientales, como la temperatura y la humedad, el viento y movimientos de aire en los edificios modulan los efectos de esta vía.

 

3. Por vector. El vector es un artrópodo que transporta el agente infeccioso de un huésped a otro. La transmisión es pasiva o mecánica cuando el vector se limita a transportar el agente infeccioso en su superficie o tracto digestivo (ej. moscas que depositan enterobacterias de heces en los alimentos). La  transmisión es activa o biológica se produce cuando el artrópodo, después de ingerir el agente infeccioso mediante picadura, experimenta la multiplicación del agente en su organismo o soporta el desarrollo de una fase de su ciclo evolutivo. Todo ello requiere un intervalo de tiempo, denominado período de incubación extrínseco, necesario para que el artrópodo sea infectivo para otro huésped (ej. Plasmodium en el mosquito Anopheles).

 

4. Huésped susceptible

 

La susceptibilidad es el determinante esencial en el resultado del contacto de un individuo con un agente infeccioso. Esta susceptibilidad individual depende, fundamentalmente, de la base genética, la edad, el sexo y otros factores como el estado nutricional o la situación inmunitaria.

 

Los lactantes, los escolares y los ancianos son más susceptibles a los agentes infecciosos que los jóvenes y los adultos, y la incidencia de enfermedades transmisibles es más elevada en esas edades. En las primeras edades de la vida la exposición a nuevos agentes es mayor y en las edades avanzadas se produce un declive de la función inmunitaria (inmunosenescenecia) Los mecanismos de defensa innata o no específicos son un poderoso conjunto de factores de resistencia contra la invasión microbiana. Están integrados por la microflora normal, los anticuerpos naturales y las barreras naturales del organismo: piel y mucosas, tracto respiratorio (limpiezas ciliar), tracto digestivo (pH ácido del estómago; secreción biliar, pancreática e intestinal, flora intestinal) y tracto genitourinario. Algunas situaciones individuales pueden debilitar la inmunidad natural o no específica, como las deficiencias nutricionales, las enfermedades acompañantes, los traumatismos o el estrés.

 

Población susceptible e inmunidad colectiva

En los procesos que inducen inmunidad duradera, la proporción de individuos susceptibles condiciona su propagación en la población. Si esta proporción es elevada, pueden presentarse muchas infecciones; si es baja, las infecciones serán escasas. Por lo tanto, a efectos de evitar epidemias es importante contar con un grado elevado de inmunes en la población. En este sentido, se denomina inmunidad colectiva, de grupo o rebaño (herd immunity) a la protección que una población posee ante determinada infección o debido a la presencia de individuos inmunes en ella. Para conseguir el bloqueo de la transmisión de una infección es necesario un número básico de reproducción inferior a 1 (R0 < 1).

 

Los requisitos de la inmunidad colectiva son:

 

a) transmisión mediante contacto directo entre individuos,
b) ausencia de un reservorio fuera del huésped humano, de forma que no haya otras vías de transmisión,
c) producción de inmunidad duradera, pues sin ella no será posible generar población de inmunes que proteja a la comunidad.

 

La inmunidad colectiva se interpreta de forma cualitativa como el grado de resistencia que una comunidad poseen frente a una infección. Este grado, que previene la aparición de epidemias, requiere la existencia de un umbral o proporción crítica de inmunes (Pc).

 

5. Medio ambiente

 

A través de sus componentes físicos, biológicos, sociales y económicos, el medio ambiente puede influir sobre los eslabones de la cadena epidemiológica (agente, transmisión, huésped) y facilitar o limitar el desarrollo de la infección. Su efecto es sutil y extenso.

 

– Los factores físicos como temperatura, humedad, lluvia, radiaciones y velocidad de las corrientes de aire, pueden afectar a la viabilidad de los agentes infecciosos en el medio externo o el desarrollo de las fases del ciclo vital de algunos parásitos; también influyen en la transmisión.

 

– Los factores biológicos (ej. densidad de la población humana, disponibilidad de alimentos para os reservorios vertebrados y los vectores) intervienen en la transmisión de las infecciones.

 

– Los factores sociales y económicos (ej. tipo de trabajo, condiciones sanitarias, hábitos higiénicos, costumbres, conducta y educación) afectan a la susceptibilidad del huésped y aumentan el riesgo de adquirir una infección.

 

Dinámica de las enfermedades transmisibles

 

Los periodos de tiempo de infección se pueden describir desde dos perspectivas: la dinámica de la infección o de  la transmisibilidad.

En relación a la dinámica de la infección nos encontramos los siguientes conceptos:

 

1. Período de incubación: intervalo transcurrido entre la exposición inicial al agente y la aparición del primer signo o síntoma de la enfermedad. Es el tiempo necesario para la multiplicación de los microorganismos en el huésped alcance un punto umbral, en el que la población de patógenos es suficiente para producir síntomas.

 

2. Período de manifestaciones clínicas o sintomáticas: intervalo de tiempo durante el cual el huésped presenta signos y síntomas clínicos de la enfermedad.

 

Por otro lado, en cuanto a la dinámica de la transmisibilidad es importante conocer:

 

3. Período de latencia: intervalo de tiempo transcurrido entre el momento de la exposición y el inicio de la transmisibilidad. En este período, el individuo no tiene capacidad para infectar.

 

4. Período de transmisibilidad: intervalo de tiempo durante el cual un individuo puede transmitir la infección. También recibe el nombre de período de infectividad o comunicabilidad.

 

Estos periodos no tienen porque coincidir entre sí, y el periodo de incubación puede ser mayor, menor o igual que el periodo de latencia. El parámetro tetha relaciona ambos periodos y estima la proporción de transmisiones que se producen mientras el individuo es asintomático (por tanto, se encuentra en periodo de incubación)

 

Medidas utilizadas en el estudio de las epidemias

 

Tasa de ataque

La tasa de ataque es una medida de frecuencia de nuevos casos de la enfermedad en una población determinada durante un periodo de tiempo. Es una tasa de incidencia acumulada. En la investigación de brotes epidémicos, en que una población ha estado sometida a un riesgo de infección durante un periodo corto, que suele ser considerablemente inferior a un año, la tasa de ataque, en lugar de ser una verdadera tasa de incidencia, es la proporción de personas que han enfermado entre las expuestas a la fuente de infección. Se expresa como porcentaje al multiplicar por 100 el resultado de la siguiente razón:

 

                                                             N.° de nuevos casos de la enfermedad
TASA DE ATAQUE = ————————————————————————
                                                   N.° total de personas en riesgo en un brote epidémico

 

Su estimación depende de cómo se mida la enfermedad y la exposición: si no se detectan todos los casos, la tasa será demasiado baja; si no se cuenta a todos los expuestos, será demasiado alta.

 

Probabilidad de transmisión en un contacto

 

Es la probabilidad de que, en un contacto entre una fuente infectiva y un huésped susceptible, se produzca la transmisión del agente causal y el receptor se infecte. Refleja la probabilidad de que una persona adquiera la infección en un contacto. Depende de las características del agente causal, reservorio, fuente de infección, huésped susceptible y tipo de contacto. Para calcular la probabilidad de transmisión asociada a un contacto es necesario determinar los individuos infectivos y los contactos que éstos han mantenido con personas susceptibles.

 

La definición del tipo de contacto potencialmente infectivo debe adecuarse a cada estudio: depende del agente causal y de sus vías de transmisión.

 

El individuo que introduce la infección en la comunidad recibe el nombre de caso primario o caso índice. Los casos infectados por éste se denominan casos secundarios y los infectados por los casos secundarios reciben el nombre de casos terciarios. Los casos que aparecen durante el período de incubación mínimo del caso índice se consideran casos coprimarios, pues se presume que no han sido infectados por el caso primario y que pertenecen a la misma generación de casos. El caso índice y los coprimarios de denominan, globalmente, casos primarios.

 

Si los casos secundarios, terciarios y sucesivos aparecen, aproximadamente, de forma simultánea, se habla de ondas o generaciones de la infección.

 

Tasa de ataque secundaria

 

Es la probabilidad de que las personas susceptibles expuestas a un contacto con un caso primario resulten enfermas. Indica la transmisibilidad caso- contacto de la enfermedad. Para su cálculo, es necesario identificar los casos infecciosos y los casos susceptibles que han mantenido un determinado tipo de contacto con ellos. Es una proporción y no una tasa. En general, se aplica en unidades reducidas, como viviendas, aulas de una escuela o dormitorios, donde se supone que el patrón de mezcla de las personas y la exposición son homogéneos.

 

                                                      N.° de personas que han presentado
                                                 la enfermedad menos los casos primarios
TASA DE ATAQUE = —————————————————————-
SECUNDARIA
                                                     N.° total de personas susceptibles
                                                   expuestas menos los casos primarios

 

La tasa de ataque secundaria intrafamiliar es la probabilidad de que una persona susceptible que reside en la misma vivienda que un caso infeccioso adquiera la infección, durante el período de transmisibilidad. Esta tasa resulta muy adecuada para estimar la infectividad en los procesos que se transmiten por contacto directo. Se utiliza con frecuencia en estudios de eficacia vacunal.

 

Número básico de reproducción (R0)

 

Para que la infección pueda persistir en una comunidad, como media, cada caso infectado debe transmitir la infección a un individuo, como mínimo. Si la media de transmisiones por caso es inferior a uno, la infección tenderá a desaparecer

 

El Número básico de reproducción de casos R0 es la cifra media de infecciones producidas directamente por un caso infeccioso durante su período de transmisibilidad, cuando penetra en una población totalmente susceptible. Esta cifra no incluye los casos producidos por los casos secundarios, terciarios y sucesivos; tampoco incluye los
casos no infecciosos. El número R0 tiene tres componentes:

 

  • la probabilidad de transmisión por contacto o tasa de ataque, β;
  • el número de contactos potencialmente infecciosos por unidad de tiempo de una persona promedio que presenta la enfermedad, k
  • la duración de la transmisibilidad de la persona expresada en idéntica unidad de tiempo, d.

R0 = β x k x d

 

La probabilidad de transmisión por contacto, β, depende de la enfermedad y del tipo de contacto (ej. en la infección por VIH es 0 si el contacto es darse la mano, entre 0,001y 0,1 si el contacto es sexual, 0,01 si se comparte una jeringa para la administración de drogas y 1 si ha tenido lugar una transfusión.

 

El número de contactos k que un individuo tiene puede presentar grandes variaciones en función factores personales y sociales.

 

La interpretación es:

 

Si R0 >1, puede producirse una epidemia.
Si R0 = 1, la enfermedad puede convertirse en endémica.
Si R0 < 1, se produce un declive progresivo de la infección en la población.

 

Las actividades de salud pública tienen por objetivo situar los valores de R0 de las infecciones más comunes por debajo de 1. En las infecciones que inducen inmunidad específica, ello puede conseguirse mediante la vacunación.

 

Los valores básicos o teóricos de R0 se convierten en efectivos en una comunidad mediante la vacunación.

 

En una población vacunada, el número de individuos que escapan a la infección es: P x R0, mientras que el R efectivo es: R0 – (P x R0)

 

Si se desea que un caso primario no cause una epidemia, el número efectivo R ha de ser menor que 1 y, por ello, el número de casos secundarios debe ser:

R0 – (P x R0) < 1

 

De esta expresión se obtiene la proporción o nivel crítico de vacunación (Pc), que permite bloquear la transmisión de la infección.

 

            R0 − 1

Pc  > ———–

              R0

 

Por lo tanto, para prevenir una epidemia, la proporción de la población Pc que debe ser vacunada ha de ser mayor  que 1 menos la inversa de R0. Con este nivel de vacunación, todavía puede haber casos secundarios e incluso terciarios; sin embargo, se ha eliminado la posibilidad de que ocurran epidemias.

 

Las enfermedades a nivel comunitario

 

Las enfermedades transmisibles se pueden presentar de forma esporádica, endémica y epidémica. Una enfermedad es esporádica cuando, en la incidencia de los casos, no se observa ninguna continuidad en el tiempo y el espacio. Se denomina endemia a la presencia habitual de una enfermedad en un área geográfica determinada.
Si la transmisión es intensa y persistente se habla de hiperendemia.

 

Una epidemia es la presentación, en una comunidad o región, de un grupo de casos de una enfermedad que claramente excede la incidencia normal esperada. Las cifras de la frecuencia habitual de la enfermedad en la misma zona, población y época del año permiten reconocer la presencia de un fenómeno epidémico. El número
de casos que identifica una epidemia depende del agente infeccioso, las características demográficas y el tamaño de la población expuesta, las eventuales exposiciones anteriores al agente, el tiempo y el lugar. Un solo caso de una enfermedad transmisible, que se detecta por primera vez en una zona o que reaparece después de una ausencia prolongada, debe declararse a la autoridad sanitaria y requiere una investigación epidemiológica. La presencia de dos casos de esta enfermedad asociados en tiempo y lugar indica la existencia de una transmisión que puede considerarse epidémica. Cuando una epidemia afecta a varios países o continentes se habla de pandemia.

 

El término de brote epidémico se aplica cuando la epidemia se limita a un incremento localizado en la incidencia de la enfermedad. Puede ser considerado brote epidémico:

 

  1. la aparición de dos o más casos de la misma enfermedad asociados por características de tiempo, lugar o persona,
  2. el incremento significativo de casos en relación a los valores esperados,
  3. la agregación de casos de una enfermedad en un territorio y en un tiempo comprendido entre el mínimo y el máximo de su período de incubación o latencia,
  4. la aparición de una enfermedad, problema o riesgo para la salud en una zona hasta entonces libre de ella,
  5. la presentación de uno o más casos de enfermedades importadas con capacidad de transmisión.