Alerta por la presencia de enjambres de medusas a lo largo de la costa de Israel, un dato más que apoya las consecuencias del desequilibrio ecológico debido al cambio climático.
Además de las molestias ocasionadas a los bañistas en esas aguas del Mediterráneo (se calcula un cifra de 10 millones de dólares al año en turismo perdido) suponen un problema dado que obstruyen las plantas de desalinización o estropean las redes de pesca industrial a medida que aumenta su número.
Las medusas, que prosperan a temperaturas más altas, compiten por la comida y los hábitats con otras formas de vida marina. La sobrepesca ha ayudado a sesgar ese concurso a su favor. Las fugas de fertilizantes agrícolas en alta mar también han servido como alimento para las medusas.
El Canal de Suez, ha permitido a su vez que especies invasoras viajen desde el Mar Rojo hasta el Mar Mediterráneo, donde ahora hay 17 tipos de medusas, la mayoría de ellas no venenosas.
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