Autoridades sanitarias de Sudáfrica han notificado poco más de 1.000 casos de malaria entre mayo y octubre de este año.
La cifra supone una disminución considerable respecto a años anteriores. La razón de este descenso habría que buscarla en las estrictas restricciones de bloqueo que Sudáfrica a implantado a los movimientos provinciales e internacionales por la pandemia.
Sin embargo, la anunciada reciente apertura de las fronteras de Sudáfrica ahora que comienza la temporada de paludismo en el país genera preocupación. Los trabajadores de la salud deben recordar al público en general que no todas las fiebres se deben al COVID-19. Otras enfermedades infecciosas podrían ser la causa.
Un claro ejemplo de lo anterior está en Gauteng, una provincia donde la enfermedad no es endémica, que tiene un número importante de muertes debidas a la malaria. Esto se debe a que la enfermedad no se diagnostica en pacientes sin antecedentes de viaje. En estos casos se habitualmente se debe a mosquitos importados desde áreas endémicas.
Deja una respuesta