Epidemiología: Los deportistas, especialmente los corredores, gimnastas, los ciclistas y, sobre todo, los futbolistas, conforman un grupo de población que puede experimentar este episodio durante la práctica de la actividad física.
Aproximadamente 1 ó 2 de cada 200.000 deportistas fallecen cada año. Se sabe que es más frecuente en el hombre que en la mujer y que la incidencia de muerte súbita en deportistas jóvenes es el doble de la población general.
Factores de riesgo: Existen determinados factores que pueden influir en su aparición:
– Que el sujeto haya experimentado un episodio de estas características anteriormente o que tenga familiares con antecedentes.
– Insuficiencia cardiaca; es decir, que el corazón tenga dificultades para realizar sus funciones (o que le haya ocurrido esto previamente).
– Haber sufrido un ataque cardíaco (infarto de miocardio)
– Haber padecido anteriormente arritmias cardiacas.
– Que el porcentaje de sangre bombeada por el corazón en cada latido, denominada ‘fracción de eyección’, sea igual o inferior a un 40 por ciento.
Síntomas (clínica): Las manifestaciones de esta patología son: Pérdida de conocimiento, ausencia de respuesta ante cualquier estímulo, dejar de respirar (parada respiratoria), pérdida del color de la piel. El paciente pasa de un color rosado a un azul violáceo.
Diagnóstico: Por las características de esta patología, el diagnóstico no se puede realizar previamente. Conocer los síntomas puede ayudar a intervenir rápidamente e intentar salvar la vida del paciente.
Tratamiento: Sólo hay un tratamiento efectivo para frenar la muerte súbita cardíaca y es la desfibrilación precoz. Este procedimiento consiste en realizar una descarga eléctrica en el corazón, a través de unas palas o parches, con la que se pretende reiniciar la actividad eléctrica del corazón.
En el caso de no disponer de un desfibrilador a mano, o de no saber utilizarlo, se puede realizar una reanimación cardiopulmonar; consistente en el masaje cardíaco, combinando éste con la respiración boca a boca.
También existe la posibilidad de implantar un desfibrilador cuando se detecta, por ejemplo, un síndrome de Brugada.
Prevención: Aunque las noticias que más trascienden en los medios de comunicación suelen ser las relacionadas con deportistas profesionales, todos, tanto federados como aficionados, deberían someterse a reconocimientos médicos específicos con asiduidad. Esto se debe, entre otras cosas, a que muchas de las muertes súbitas sucedidas en deportistas menores de 35 años, son causadas por malformaciones congénitas del corazón que podrían ser descubiertas con pruebas convencionales. Otro porcentaje mucho menor de estos eventos se produce por miocardiopatías, arritmias y otras causas, como fármacos o uso de drogas.
En el caso de los mayores de 35 años, casi el 90% de las muertes súbitas son producidas por lesiones en las arterias coronarias causadas, en muchas ocasiones, por el consumo de tabaco o por un nivel alto de colesterol.
Realizar un examen, algo más exhaustivo en el caso de los deportistas federados, es fundamental para poder descubrir anomalías que puedan desembocar más tarde en una muerte súbita cardíaca. En esta valoración deberían incluirse: estudio de los antecedentes personales y familiares, un electrocardiograma y un ecocardiograma.
Recomendaciones para atletas:
Realizar un examen, algo más exhaustivo en el caso de los deportistas federados, es fundamental para poder descubrir anomalías que puedan desembocar más tarde en una muerte súbita cardíaca.
En esta valoración deberían incluirse: estudio de los antecedentes personales y familiares, un electrocardiograma y un ecocardiograma.
Enlaces y bibliografía relacionada: