Erizos de mar
Los erizos de mar son seres invertebrados que pertenecen a la Clase Equinoidea, clasificándose en Equinoideos regulares (propios de playas rocosas) e irregulares (viven enterrados en la arena)
Tienen forma globosa, carecen de brazos y poseen un esqueleto interno constituido por placas calcáreas unidas entre si, y esto es lo que forma el caparazón, en donde insertadas en el, se encuentran las espinas o púas móviles, responsables de las diversas complicaciones que pueden ocasionar si nos clavamos una o varias de ellas.
En ellas existen unas estructuras llamadas pedicelarios, que poseen un bulbo brillante en la punta que con el contacto se abre y aparecen tres púas que contienen veneno, más o menos potente dependiendo de la especie.
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Los erizos de mar viven en todos los fondos marinos, incluso a 2500 metros de profundidad y zonas rocosas, se cree que ya existían en el Silúrico y comprenden unas 950 especies.

La mayoría no son venenosos, solo algunas especies tropicales poseen unas púas de casi 30 cm de largo que finalizan en unos sacos llenos de veneno a base de glicoides, serotonina y sustancias similares a la acetilcolina. Su mayor o menor efecto dependerá de:
- La especie de erizo
- La cantidad de púas que se hayan clavado
- La edad y peso de la persona
- La correcta extracción de las mismas
¿Qué síntomas produce?
Los principales son dolor, escozor, enrojecimiento (eritema) y según la especie otra sintomatología.
Los llamados erizos de fuego (tropicales) son muy venenosos y ocasionan intenso dolor, eritema agudo, a veces ulceraciones, entumecimiento del miembro herido, cierta parálisis muscular y parestesias (calambres y hormigueos en las extremidades).
Hay algunas especies cuyas púas son extremadamente finas y afiladas lo que complica su extracción, pudiendo partirse con el consiguiente riesgo de infección y, si se alojan cerca de hueso o de una articulación, causar periostitis o sinovitis, y tener que recurrir para su extracción a una pequeña intervención quirúrgica. Se deben observar la aparición de signos de infección.

Tratamiento
- Lo primero extraer las púas con ayuda de unas pinzas o aguja esterilizada, si no salen fácilmente reblandecer sumergiendo la zona en agua templada con sal, si aun así no pudiéramos quitarlas acudir a un centro de salud.
- Posteriormente lavar bien con agua y jabón y aplicar un antiséptico tipo povidona yodada (Betadine®) y una crema con antibiótico.
- Vendar o tapar si fuera necesario, con vendaje suelto.
- Si el número de púas ha sido elevado acudir a un centro de salud para valorar vacuna antitetánica.
- Vigilar 24 horas por si aparecen otros síntomas.
- Administrar analgésicos para el dolor.
Precauciones ante los erizos
Si observamos la presencia de erizos: Avisar a los vigilantes para que señalicen la zona y avisen de la presencia de erizos.
Consejos básicos que no debes olvidar
- Si frecuentas un área donde existen erizos, trata de usar zapatos de agua para evitar la picadura al pisar accidentalmente a uno. Busca atención médica inmediata si tienes varias heridas por punción, fatiga, debilidad, dolor muscular o dificultad para mover los brazos o las piernas. Además, busca ayuda inmediata si desarrollas signos de una reacción alérgica grave: problemas para respirar, dolor de pecho, urticaria, enrojecimiento de la piel o hinchazón de los labios o de la lengua.
- Sus púas pueden romperse en el interior de la piel y dar lugar a reacciones en los tejidos. Deben ser extraídas para evitar problemas posteriores, y siempre si afectan a zonas articulares o de apoyo. Las púas deben quitarse lo antes posible.
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Baños en el mar, ríos, lagos…
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