Los viajes en avión permiten desplazarse en muy poco tiempo a grandes distancias. El término “jet lag” describe una serie de síntomas físicos y psicológicos asociados con el cruce rápido de múltiples husos horarios (meridianos). Los síntomas vienen determinados por el trastorno del ritmo circadiano y la alteración del ciclo de sueño y vigilia.
El ritmo circadiano no es de 24 horas exactas, de manera que en condiciones normales y estables el reloj endógeno del individuo está siendo reajustado por estímulos del entorno diario. La exposición a la luz, sobre todo la luz brillante y los actos sociales, son importantes tanto en la regulación del ciclo como en el ajuste rápido por el cambio de la zona horaria.
No todos los viajeros presentan síntomas asociados al jet lag y si lo hacen, estos no tienen la misma intensidad, hay considerables variaciones individuales tanto en la intensidad como en el tiempo de recuperación, que puede llegar a ser de más de una semana. Los problemas pueden aumentar con la edad, si los husos horarios a cruzar son mayores de cinco y la dirección en que se realiza el vuelo es hacia el este. Un viaje hacia el oeste permite una mejor recuperación y se tolera mejor, dado que se alarga el día; en cambio los viajes hacia el este, en donde se acorta el día, se toleran peor ya que se reducen las horas de sueño.
La fatiga que se origina viene condicionada por la falta de sueño, debida a la imposibilidad de dormir en el nuevo periodo nocturno, son habituales los cambios de estado de ánimo, irritabilidad, falta de concentración, reducción del grado de alerta diurna, dificultad de memoria, dolores de cabeza, astenia, así como manifestaciones gastrointestinales (falta de apetito o cambio del horario del mismo, dispepsia e irregularidades intestinales).
Antes del viaje: Hay que adaptarse al nuevo ciclo horario unos días antes del viaje, acostándose una o dos horas más tarde. Se recomienda volar en un avión que tenga prevista la llegada al mediodía. Planificar los eventos importantes en el destino por la mañana durante los primeros días.
Durante el viaje: Se recomienda permanecer despierto durante el vuelo, mantener una actividad frecuente, beber líquidos y comer alimentos con proteínas pueden ayudarle a permanecer despierto
A su llegada: Se recomienda acostarse una vez se haya puesto el sol aprovechando las horas de luz diurna que favorece el permanecer despierto.
Antes del viaje: Hay que adaptarse al nuevo ciclo horario unos días antes del viaje, acostándose y levantándose una o dos horas antes. Planificar los eventos importantes en el destino por la tarde durante los primeros días
Durante el viaje: Procure dormir durante el vuelo. Consuma alimentos ricos en carbohidratos, tés de frutas, haga ejercicios de relajación, que estimulan el sueño.
Una organización científica dedicada al estudio y control de las Enfermedades Infecciosas en el mundo, zoonosis emergentes y medicina tropical y del viajero.
© Copyright 2020 Fundación IO. Designed by EnREDémonos
Te enviaremos un boletín mensual con un resumen de publicaciones sobre salud y viajes. De vez en cuando también te avisaremos sobre algún evento en el que participemos. Solemos ser breves y nuestros emails molan.