Quienes viajen a diferentes partes de mundo y elijan la montaña como destino, deben conocer antes de partir cómo prevenir, reconocer y tratar el Mal de altura o Mal Agudo de Montaña, como también se le conoce.
La tolerancia al mal de altura es variable en cada individuo, sin poder predecirse anticipadamente con pruebas, ni siquiera el entrenamiento físico modifica la susceptibilidad siendo, la mejor referencia la experiencia previa del viajero a la exposición a altitudes elevadas.
Las formas clínicas más frecuentes:
Mal de montaña agudo
La sintomatología suele aparecer a las 6-12 horas, incluso 72 horas, desde la permanencia en altitudes elevadas, generalmente con el ascenso rápido por encima de los 2.500-3000 metros. Y suelen desaparecer tras la correcta aclimatización entre el segundo y séptimo día.
Se caracteriza por la aparición de falta de aire, dificultad para respirar, cefalea, malestar general, taquicardia, nauseas y/ vómitos, pérdida de apetito, somnolencia, ansiedad, agresividad, sensación de mareo, marcha tambaleante, como una sensación de “borrachera”.
Una vez que aparecen los síntomas se debe limitar la actividad física a lo mínimo posible, intentar el descenso de forma progresiva, evitando siempre sigue ascendiendo para evitar la evolución a Edema agudo de pulmón o Edema Cerebral.
Edema pulmonar
Si se sigue ascendiendo, a los síntomas anteriores se suma tos irritativa o con expectoración sanguinolenta, aumento de la dificultad para respirar, debilidad, etc.
Ante la aparición de estos síntomas se debe realizar el rápido descenso del viajero para iniciar el tratamiento médico adecuado.
Edema cerebral
Cuadro extremadamente grave y urgente que requiere el tratamiento de personal sanitario especializado, realizando igual que en el caso de edema pulmonar, un descenso rápido.
Los síntomas son: cefalea persistente que no mejora con analgésicos habituales, alucinaciones, confusión, alteraciones de la marcha. Si este cuadro evoluciona el viajero entrará en un coma profundo.
Hemorragia retiniana
La clínica depende del área del globo ocular afectada, pudiendo producir alteraciones visuales si afectan al área macular. Suele aparecer en alturas superiores a 5.000 metros y las recomendaciones son similares a las anteriores, iniciar el descenso rápidamente y ponerse en manos de un médico especializado.
Se recomienda evitar viajar a zonas de gran altura a los viajeros que presenten alguna de estas patologías, y si es necesario el viaje deben visitar antes a su médico para que les de unas recomendaciones antes y durante el viaje.
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