Existen numerosos motivos por los que viajar. Dentro de los viajes por turismo se encuentran los viajeros que van de safari. Los safaris pueden ser fotográficos o bien de caza, y aunque comportan riesgos similares, los que son por caza conllevan más frecuentemente un riesgo extra, las picaduras de garrapatas.
Los viajeros que van de safari se encuentran la mayor parte del tiempo muy expuestos al aire libre, esto supone mayor riesgo de picaduras de insecto como son los mosquitos, con la consecuente transmisión de enfermedades como la malaria; y según la localización del safari, la picadura por la mosca tse-tse (enfermedad del sueño o tripanosomiasis africana).
Por lo general el avistamiento de animales se produce al amanecer y al atardecer, cuando los mamíferos salen a abrevar y es en ese mismo momento cuando se produce la salida de la mosquita anopheles a alimentarse. Es imprescindible que se utilicen las medidas antimosquitos como son, utilizar repelentes con frecuencia que contengan DEET 40% o Ácido 3- N-butil-N-acetil-aminopropionico (IR3535®) o Icaridina y aplicárselos siempre sobre la crema solar.
También se pueden utilizar soluciones de permetrina para impregnar la ropa y las mosquiteras (que deben utilizarse incluso en las tiendas de campaña). Evitar utilizar perfumes. Usar ropa de manga larga. Utilizar botas tanto para evitar las picaduras de mosquito como para evitar las mordeduras de ofidios.

Se debe evitar nadar o sumergirse en aguas dulces, lagos o ríos y caminar descalzo por la tierra por riesgo de schistosomiasis, amebas de vida libre y de parásitos que entran a través de la piel sana.
Muchas compañías que organizan safaris cuidan mucho la alimentación que dan a sus clientes, pero en ocasiones el agua que transportan para el consumo no es embotellada y utilizan técnicas de filtración y potabilización. Hay que tener cuidado ya que al mantenerse durante periodos de tiempo lejos de poblaciones, también se ven obligados a transportar el alimento y esto puede ocasionar dificultades en la conservación de los mismos hasta la ingesta. Todo esto puede acarrear las consabidas diarreas del viajero.
Las vacunas dependen del país donde se realice el safari, los destinos más frecuentes son Kenia, Uganda, Tanzania y Sudáfrica. En los dos primeros países es necesario vacunarse de fiebre amarilla, sin embargo si solo se viaja a Tanzania o si se visita Sudáfrica, no. La hepatitis A se administra de forma casi universal a cualquier viajero, así que para los safaris también está recomendada. Después de estas dos vacunas es necesario tener en cuenta el tiempo de viaje, los safaris suelen ser viajes cortos de entre 3 y 15 días, si se sobrepasa este tiempo se puede valorar administrar fiebre fifoidea, rabia, …

En cuanto a la profilaxis de malaria, precisamente por la corta duración de los viajes se suele preferir, si no hay contraindicación por parte del viajero, el uso de atovacuona/proguanil, pero en los safaris de caza es razonable plantear el uso de doxicilina, ya que además de proteger contra la transmisión de malaria, previene también la transmisión de enfermedades por picadura de garrapata.
En los safaris de caza, los cazadores deben tener cuidado a la hora de acercarse al cadáver. Es muy frecuente que cuando matan el animal se hagan una foto con el mismo, es este momento cuando las garrapatas se sueltan de la pieza al notar sin vida a su huésped e intenten picar a la siguiente presa. Habitualmente este es el cazador. Los repelentes de permetrina, ir completamente protegido con ropa y botas y no acercarse al animal pueden evitar la picadura de garrapata.
Por último es importante seguir las instrucciones de los guías que aconsejan por donde moverse con seguridad y respetar siempre la fauna, la flora y a las poblaciones de la zona.
Por la Dra. Marta Arsuaga . Hospital La Paz-Carlos III