Salud y viajes por mar
El transporte marítimo de viajeros (cruceros y transbordadores) se ha ampliado considerablemente en las últimas décadas. En el año 2008, 13 millones de pasajeros a escala mundial viajaron en cruceros.
Sus itinerarios abarcan todos los continentes, incluidas las zonas a las que no se puede acceder fácilmente utilizando otras formas de viaje. La duración media de un crucero es de aproximadamente 7 días, pero los viajes en crucero pueden durar desde varias horas hasta varios meses. Un crucero estándar actualmente puede transportar a 3.000 pasajeros y 1.000 tripulantes.
El Reglamento Sanitario Internacional revisado (2005) regula los requisitos sanitarios para las operaciones de los barcos. Hay normas a nivel mundial para la vigilancia de enfermedades y saneamiento en barcos y puertos, así como para la respuesta frente a enfermedades infecciosas. Orientando sobre la provisión segura de agua y alimentos, sobre el control de vectores y roedores y sobre la eliminación de residuos. De conformidad con el Artículo 8 de la Convención Internacional de la Organización Internacional del Trabajo (Nº. 164) sobre la “Protección de la Salud y la Asistencia Médica de la gente del mar” (1987), los buques que llevan más de 100 miembros de tripulación en un viaje internacional de 3 días o más deben contar con un médico para la asistencia de la tripulación. Estas normativas no se aplican a los barcos y transbordadores de pasajeros que navegan durante menos de 3 días, aunque el número de miembros de la tripulación y pasajeros exceda de 1.000. Los ferries normalmente no disponen de una sala de urgencias pero un oficial del barco o una enfermera pueden ser designados para realizar las labores de asistencia médica. El contenido del botiquín del barco deberá ajustarse a los acuerdos internacionales para los buques dedicados a la navegación de altura, pero no hay requisitos especiales en cuanto a fármacos adicionales para los barcos de pasajeros.
El viajero medio de un crucero tiene entre 45 y 50 años de edad. Las personas mayores representan más o menos un tercio de los pasajeros. Los cruceros de mayor duración suelen atraer a los viajeros de más edad, grupo que probablemente tenga más problemas médicos crónicos, como enfermedades cardíacas o pulmonares. Más de la mitad de las urgencias en los cruceros se presentan en personas mayores de 65 años. Los problemas más frecuentes de salud son las infecciones respiratorias, heridas, mareos y enfermedades gastrointestinales. En caso de periodos de tiempo prolongados fuera del puerto de origen, especialmente estancias de días en el mar, es necesario que los pasajeros dispongan de suficiente material sanitario. Los medicamentos de venta con receta deberían llevarse en los envases o recipientes originales, junto con una carta de su médico de cabecera en la que se certifique que el viajero necesita esos medicamentos. Los viajeros de cruceros que puedan necesitar una asistencia médica especial deberían consultar a su médico antes de embarcar.
Es importante considerar las instalaciones y servicios médicos de un barco como una enfermería y no como un hospital. Aunque la mayoría de las afecciones que se producen a bordo de un barco pueden tratarse igual que en un centro de asistencia ambulatoria del país de origen, los problemas más graves pueden requerir que el paciente sea tratado en un hospital con base terrestre totalmente dotado de personal y equipamiento tras la estabilización en el barco.
Conocer las características y calidad de los servicios médicos junto con el itinerario es importante para determinar si se puede desembarcar a los pasajeros o los miembros de la tripulación para recibir asistencia adicional o si necesitan ser evacuados por vía aérea para regresar al puerto de origen. La mayoría de los barcos no tienen dentista a bordo.
Recomendaciones de salud para viajar en cruceros
- Tener en cuenta el itinerario, incluyendo época del año, duración del viaje, actividades y paradas que se van a realizar.
- Revisar el calendario de vacunación, tener presente las enfermedades preexistentes (pacientes mayores o con patología cardíaca deberían llevar en su histoiral médico un electrocardiograma antiguo consigo), alergias o necesidades especiales de salud que pudiera tener el viajero (Notificar a la compañía del crucero en caso de precisar silla de ruedas, oxígeno…)
- Conocer y analizar los riesgos específicos que pudieran surgir en el viaje con objeto de minimizarlos.
- Llevar un informe médico y la cartilla de vacunaciones correspondiente. En caso de tomar medicación la prescripción correspondiente.
- Extremar la higiene de manos (Usar jabón o soluciones hidroalcoholicas >60% alcohol) y enfermedades relacionadas con el consumo de agua y alimentos contaminados.
- Prevenir picadura de mosquitos u otros insectos. Incluir repelentes o las medidas de protección adecuadas.
- Considerar riesgo y profilaxis de malaria si se van a visitar zonas endémicas.
- Prevenir cinetosis (Mareo/enfermedad por movimiento)
- Hacer una revisión dental antes de partir.
- Llevar la medicación en sus envases originales con un informe médico donde figure la posología.
- Protección frente al sol
- Evitar el contacto con gente enferma.
- Practicar sexo seguro
- Hidratarse adecuadamente , evitar el consumo de alcohol excesivo.
- Aplazar el viaje en caso de enfermedad.
- Consultar a su médico y las páginas webs de salud de viajes correspondientes como Viajarseguro.org
- En caso de enfermedad durante el viaje consultar al personal médico y seguir sus instrucciones.
7 millones de europeos realizaron un crucero en 2016, un 3,4% más que en 2015, con Alemania a la cabeza, con más de dos millones de pasajeros y un incremento del 11,8%, seguida del Reino Unido, con cerca de 1,9 millones y un aumento del 5,6%. A continuación se sitúan, por este orden, Italia (651.000), con un descenso del 7%, Francia (579.000), que registró una caída del 6%, y España, que creció un 4,2% (486.000 españoles realizaron un crucero en 2016)
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El rápido movimiento de los cruceros de un puerto a otro, con la probabilidad de amplias variaciones en los niveles de saneamiento y los riesgos de exposición a enfermedades infecciosas, con frecuencia causa la introducción de enfermedades transmisibles por parte de los pasajeros y los miembros de la tripulación que embarcan.
En el entorno relativamente cerrado y concurrido de un barco, la enfermedad puede transmitirse a otros pasajeros y miembros de la tripulación; las enfermedades también pueden diseminarse a las comunidades de origen de los pasajeros y miembros de la tripulación que desembarcan.
En un análisis de las publicaciones realizado por la OMS se identificaron más de 100 brotes de enfermedades relacionadas con los barcos en los últimos 30 años. Probablemente ésta sea una infravaloración ya que muchos brotes no se notifican y algunos pasan inadvertidos. Se han notificado brotes de sarampión, rubéola, varicela, meningitis meningocócica, hepatitis A, legionelosis y trastornos respiratorios y digestivos entre los pasajeros de los barcos. Dichos brotes son preocupantes por sus consecuencias sanitarias potencialmente graves y sus altos costes para el sector. En los últimos años, los brotes de gripe y norovirus han supuesto un desafío de salud pública para el sector de los cruceros.
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