Las palabras «alemán» y «Alemania» son latinizaciones del antiguo germánico allmanis (compuesto de all (todos) y man (hombre), es decir, “todos los hombres”); el historiador romano Amiano Marcelino fue el primero en hablar de Alamannia en el siglo IV.º d. C. para aludir a una confederación de tribus germánicas. Pero estas denominaciones eran utilizadas también en la antigüedad por los romanos para denominar a la tribu de los alamanes (no es lo mismo que alemanes), el pueblo germánico más cercano al territorio del Imperio romano. De ahí fue usada para nombrar al país entero. Además de alemán, está también extendido el uso del gentilicio germano, derivado del nombre con que los romanos se referían a las tribus ni romanas ni celtas de la zona central de Europa, cuyo territorio llamaban Germania. Desde el siglo X, los territorios alemanes formaron una parte central del Sacro Imperio Romano Germánico que duró hasta 1806. Durante el siglo XVI, las regiones del norte del país se convirtieron en el centro de la Reforma Protestante.