Botsuana fue uno de los países más pobres de África en el momento en que se independizó del Reino Unido en 1966, cuando exhibía un PIB per cápita de alrededor de los 70 dólares. No obstante, Botsuana es una nación que ha logrado un incremento importante en el nivel de ingresos, con una de las economías de más rápido crecimiento en el mundo. Según estimaciones del FMI en 2018, Botsuana presentaba una tasa de crecimiento promedio anual de 9% y posee un PIB per cápita de alrededor de 8,843 dólares, siendo uno de los más altos de África.
Aunque en el historial de Botsuana destaca un buen gobierno y crecimiento económico apoyado por una gestión macroeconómica prudente y con equilibrio fiscal, esto contrasta con los altos niveles de pobreza en el país, la desigualdad y un desempleo persistentemente elevado, con cifras cercanas al 20%.
La alta inversión en educación, un 21% del PIB, ha logrado importantes conquistas como la provisión de educación casi universal y gratuita, así como también mejoras notables en el sector salud para disminuir mortalidad por enfermedades. Esto ha permitido a Botsuana tener un desarrollo humano relativamente alto y es considerado uno de los más altos de la África subsahariana.