Emplazado en el norte de África central, el territorio de Chad tiene una extensión de aproximadamente 1.800 km desde su punto más septentrional, en la frontera con Libia, hasta su frontera meridional con Camerún y República Centroafricana. Descontando el extremo noroeste, donde convergen las fronteras de Chad, Libia y Níger; y el extremo sur donde ocurre el mismo fenoméno con Camerún y la República Centroafricana, la anchura media del país es de unos 800 kilómetros.
El territorio de Chad exhibe dos particulares características geográficas. En primer lugar, el país no posee salida al mar, y su territorio se encuentra muy alejado de las costas. Por ejemplo, Yamena la capital, está situada a más de 1.100 kilómetros al noreste del Océano Atlántico; Abéché, una ciudad en el este, se encuentra 2.650 kilómetros del Mar Rojo; y Faya Largeau, una pequeño pero importante centro en el desierto del Sahara, está ubicado a 1.550 kilómetros del mar Mediterráneo. La segunda característica destacable es que posee fronteras con países en zonas muy diversas del continente africano: el norte de África, con su cultura islámica y una orientación económica hacia la cuenca del Mediterráneo; el África occidental, con sus diversas religiones y culturas y una rica historia de desarrollo de estados y economías regionales; el noreste de África, orientada hacia el valle del Nilo y la región del mar Rojo; y la zona del África Ecuatorial, algunos de cuyos habitantes han conservado las religiones de África clásica, mientras que otros han adoptado el cristianismo, y cuyas economías son parte del gran sistema del río Zaire. Aunque gran parte de Chad proviene del carácter distintivo de esta diversidad de influencias, desde la independencia, la diversidad también ha sido un obstáculo para la creación de una identidad.