Durante el Imperio romano, el territorio de la actual Hungría formó parte de las provincias de Panonia y Dacia. A fines del siglo iv, Roma perdió Panonia, ocupada desde entonces por tribus germanas y eslavas, y por los «pastores romanorum», pastores que hablaban un idioma derivado del latín vulgar.
Tras la disolución de la Unión Soviética en 1991, Hungría intensificó los lazos con Europa occidental, se unió a la OTAN en 1999 y a la Unión Europea el 1 de mayo de 2004. Hungría fue el país que mejor afrontó la caída de la Unión Soviética en Europa Central, ya que el país había ido acercándose paulatinamente al sistema de libre mercado hacia los últimos años del régimen socialista.