El término Romania puede aplicarse al conjunto de territorios en los cuales se habla alguna de las lenguas románicas. No obstante, acabó por designar a la parte oriental del Imperio romano, en concreto a las tierras conquistadas y posteriormente colonizadas de la antigua Dacia.
Rumanía presenta una singular proporcionalidad entre montañas, colinas y llanuras, ocupando cada una de ellas una tercera parte del territorio del país. Estos componentes del relieve se agrupan formando una sorprendente simetría: una gran depresión central – Podisul Transilvaniei (la meseta de Transilvania); a su alrededor, el arco de los Cárpatos; un poco más abajo, como un peldaño inferior, los Subcarpati (Cárpatos inferiores), luego las zonas de colinas, como Podisul Moldovei (meseta de Moldavia), Podisul Getic (la meseta Geta), las colinas del oeste y, por fin, ya en las extremidades, las grandes llanuras: la Câmpia Româna (llanura rumana) a lo largo del Danubio, la Câmpia de Vest (llanura del Oeste). Únicamente, la parte sudeste de Dobrogea, – situada entre el Danubio y el Mar Negro -, constituye un componente distinto con sus tierras antiquísimas desde el punto de vista geológico.