En la antigüedad, Túnez estaba habitado principalmente por bereberes. La inmigración fenicia comenzó en el XII a.c. Estos inmigrantes fundaron Cartago, una potencia mercantil importante y rival militar de la República Romana. Cartago fue derrotada por los romanos en 146 a. C. Los romanos, que ocuparon Túnez durante la mayor parte de los siguientes ochocientos años, introdujeron el cristianismo y dejaron legados arquitectónicos como el anfiteatro de El Djem. Después de varios intentos que comenzaron en 647, los musulmanes conquistaron el conjunto de Túnez por 697, seguidos por el Imperio Otomano entre 1534 y 1574. Los otomanos dominaron el territorio durante más de trescientos años, hasta que, durante su decadencia en el XIX, Francia estableció un protectorado sobre el país en 1881. En 1956, el país se independizó como una monarquía constitucional, que fue derrocada al año siguiente. El líder del partido Neo-Destour, Habib Bourguiba, declaró la República y se mantuvo como presidente hasta su derrocamiento en 1987, siendo reemplazado por Zine El Abidine Ben Ali, del partido Agrupación Constitucional Democrática. Ben Ali gobernó despóticamente el país hasta que el 14 de enero de 2011 renunció en medio de lo que se conoció como la revolución tunecina, una revuelta social a gran escala que culminó con el llamado a elecciones legislativas libres y la redacción de una nueva constitución, que rige el país desde 2014. Ese mismo año, se realizaron las primeras elecciones presidenciales4 y legislativas bajo la misma.