Pies y viajes

Es importante que antes de comenzar un viaje, se entrene un poco saliendo a andar con el calzado que se piensa llevar. Si es nuevo se debe andar bastante con él, ya que tiene que estar lo más adaptado posible a nuestro pie. Si el calzado es a estrenar, tal vez puedan aparecer molestias, lesiones y sin lugar a dudas «ampollas» y «rozaduras».

 

El calzado a utilizar debe adaptarse a la época del año, el destino y el tipo de viaje. Es recomendable llevar distinto tipo de calzado según el caso.

 

Por ejemplo, para hacer marchas o caminatas prolongadas, en invierno-otoño se pueden llevar botas de trekking de suela no muy dura, poco pesadas y con buena transpiración que evite el sudor de los pies. Evitar en este caso andar con zapatillas deportivas, que aunque parezcan cómodas, si el recorrido discurre por asfalto, gravilla, hormigón, terreno pedregoso pueden ser contraproducentes. Además, en caso de lluvia o barro no son nada prácticas. En cambio, en verano y primavera sí son más recomendables las zapatillas bajas de trekking.

 

 

Una serie de consejos prácticos para el cuidado de los pies:

 

  • Para evitar las ampollas es conveniente que una semana antes de nuestra partida, antes de iros a dormir, aplicarse vaselina en la planta del pie y ponerse los calcetines.
  • Una vez en ruta es importante tener los pies bien hidratados durante toda la etapa, es un error llevarlo seco, ya que pueden aparecer molestias relacionadas. Antes de comenzar a andar cada mañana, aplicar una fina capa de vaselina o crema para el cuidado de los pies. Hay que evitar también usar calcetines con costuras (se pueden localizar fácilmente en cualquier tienda deportiva) así evitaremos que se hagan arrugas dentro de la bota y salgan ampollas. Por lo tanto, el calcetín es aconsejable que no tenga costuras y sea de algodón. También existen materiales sintéticos que evitan el sudor y además se secan antes.
  • A veces, para evitar rozaduras en marchas prolongadas, es conveniente ponerse un calcetín fino y encima otro más grueso.
  • Es importante llevar bien cortadas las uñas. Si tienes callos o durezas, lo mejor es visitar al podólogo previo al viaje.
  • Después de cada etapa y al salir de la ducha, es también importante hidratar la planta del pie. Si al finalizar del día tienes los pies hinchados, mételos en agua tibia con sal y después masajéalos con la vaselina, crema específica o alcohol de romero y déjalos. Conviene entonces usar chanclas para que el pie descanse.
  • Independientemente de nuestra forma física, son nuestros pies los que en mayor medida decidirán nuestro mayor disfrute y continuidad durante el viaje. Una simple ampolla puede estropear tu recorrido.

 

 

Rozaduras y heridas por calzado inadecuado